Qué hemos aprendido en la pandemia en cuanto a la transmisión de enfermedades es una de la cuestiones que se debate esta mañana en el Jornada InterCongresos Girona 2022 que celebra la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria.
En cuanto a la transmisión de enfermedades por aerosoles, gotas y contacto del SARS-CoV2, la doctora Eva Elisa Álvarez, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y jefa de Servicio de Medicina Preventiva, Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno Infantil (Gran Canaria) del Servicio Canario de la Salud, y profesora asociada Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, ha explicado que la “la pandemia de COVID-19 ha supuesto, para los que trabajamos en Medicina Preventiva y Salud Pública, todo un desafío. No solo por la carga de trabajo que ha conllevado realizar la vigilancia, prevención y control de una enfermedad transmisible que se ha extendido rápidamente por todo el mundo en ondas sucesivas a lo largo de dos años, sino porque el virus que la provoca, el SARS-CoV-2, ha modificado muchos “paradigmas” relacionados con la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la infección por el virus y de la enfermedad COVID-19. Ahora somos más conscientes que nunca de que, en Medicina, hay pocos principios innegables. En esta ponencia se revisará como la evidencia científica ha ido modificando los paradigmas y las recomendaciones de aislamiento.”
“Centrándonos en los paradigmas de la transmisión de infecciones entre seres humanos –puntualiza la doctora Álvarez-, un paradigma que este virus modificó tempranamente en la evolución de la pandemia, es la asunción de que, al igual que pasa en otras enfermedades víricas respiratorias, las personas infectadas únicamente podían transmitir el virus cuando ya presentaban síntomas. Y, por lo tanto, las medidas preventivas de higiene respiratoria (mascarilla, distancia, estornudar en un pañuelo desechable y realizar higiene de manos) se debían instaurar a partir de la aparición de síntomas. El análisis de los datos procedentes de la vigilancia epidemiológica pronto evidenció que SI existía transmisión de la infección desde sujetos asintomáticos y desde sujetos pre-sintomáticos. Ello hizo recomendable que todos realizáramos las medidas de “higiene respiratoria” en todo momento y lugar, incluso en ausencia de síntomas, durante los periodos de máxima incidencia e impacto asistencial de la enfermedad. “
Otro paradigma que este virus ha modificado es que la diferencia entre “transmisión de una enfermedad por vía aérea” y “transmisión por gotas” se basaba en la propiedad física de los aerosoles de flotar, y de las gotas de caer al suelo después de una corta trayectoria. El paradigma era que las gotas de más de 5 micras caían al suelo en una distancia de 2 metros. El SARS-CoV-2 nos ha enseñado que el ser humano genera gotas y aerosoles en un rango de tamaños muy variado, que el tamaño que separa “gota” de “aerosol” no es una barrera dicotómica sino un continuo, y que las gotas mayores a 5 micras flotan y se desplazan más allá de 2 metros.
Esos paradigmas condicionan la decisión sobre el uso universal de mascarillas, el tipo de EPI recomendado, la desinfección y la gestión de residuos, que tiene un importante impacto en el medio ambiente. No se puede obviar el efecto negativo de la enorme cantidad de desechos que se han generado en esta pandemia. Como especialistas en Medicina Preventiva se nos plantea el desafío de equilibrar la protección de las personas frente a enfermedades transmisibles, con el mantenimiento de la salud global (One Health).
La pandemia nos ha enseñado otra cosa, y es a trabajar conjuntamente. Junto a otros especialistas del país, junto a otras sociedades científicas, junto a otras disciplinas.